¿Qué es la ética discursiva y quién la creo?

¿Qué es la ética discursiva y quién la creo?

Habermas es un filósofo y sociólogo alemán. Es mejor conocido por sus grandes contribuciones a la filosofía política, el lenguaje, la ética y la teoría jurídica. Hoy hablaremos de su ética, una teoría moral relacionada con el campo de la comunicación. Sigue leyendo nuestro artículo para saber más al respecto.

¿Qué es la ética discursiva?

Habermas tenía una mentalidad fruto del siglo XX, el nazismo, las guerras mundiales… Fue un momento de frustración con la idea de la edad moderna. Critica la racionalidad científica e industrial que impone el proyecto de dominación de las clases sobre la naturaleza… Busca otras posibles causas, como los motivos de la llamada. Encontrar otras formas de pensar en la comunicación no es método ni científico. Lo que dice en la ética del discurso es que todo conocimiento está mediado por el lenguaje y es una construcción de la realidad. Por tanto, la lucha por elevar el grado de libertad también tiene su papel en este hecho.

Debemos ser capaces de intervenir en la construcción del lenguaje y del discurso. Afirma que detrás del progreso científico siempre hay ansiedad detrás de él. Este progreso científico es siempre subjetivo. Algunos problemas son estudiados e identificados y otros no. Por ello, afirma que existe un conflicto de intereses y de construcción social. La idea principal de la ética del habla.

Idea principal de la ética discursiva

Cualquier proyecto independiente debe tener en cuenta que las personas pueden participar en esta construcción, en el sentido de que se dedican a ella. Habermas quiso trabajar sobre estas estructuras o normas sociales y discursos al servicio de la razón.

La ética

Habermas da un paso que permite que los juicios morales encuentren un principio universal. La forma de encontrarlo es a través del diálogo. Las personas se comunican para entenderse, entonces hay una razón para compartir la comunicación.

Esfera pública

Estos espacios son lugares para discutir diferentes visiones de la realidad y diferentes intereses. Por ejemplo, los medios de comunicación, la calle, el aula… cualquier espacio físico donde se pueda dialogar.

Estos espacios constituyen una esfera pública: un espacio en el que se conjugan los intereses específicos de diferentes grupos sociales para influir en el poder político. Debe haber espacios públicos en los que todos puedan participar con miras a llegar a un acuerdo común para la adquisición del poder político.

El trabajo comunicativo en la ética del discurso

Es un objetivo entretener, entendernos. Estas son las características de la mente comunicativa.

Interlocutores válidos.

Debemos reconocer a los participantes en esta comunicación como buenos interlocutores. Dondequiera que vaya la gente, deben entenderse entre sí. Es imposible pensar que solo lo que la gente dice tiene algún valor. Para que esto sea efectivo, deben darse ciertas condiciones: igualdad de conocimientos, libertad y autonomía para interferir en el acto de comunicación.

Discurso.

El habla debe cumplir con una variedad de características. Debe ser fácil de entender para que todos los involucrados en la conversación puedan entenderlo. También debe cumplir con los requisitos de integridad, es decir, cumplir con las normas sociales. Debe haber una intención subjetiva de ser honesto.

El principio dialéctico del comportamiento moral

El código solo entrará en vigor cuando todos los involucrados puedan aceptar libremente las consecuencias y los efectos secundarios del código. En cuanto al discurso, tienen que aceptar su realización común por el bien de cada uno de ellos.

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Al explorar las profundidades de la ética discursiva de Habermas, descubrimos la importancia de construir un diálogo basado en el respeto mutuo y la comprensión, principios esenciales tanto en la esfera pública como en el ámbito profesional. En este sentido, el campo de la salud no es una excepción, donde las decisiones éticas toman un papel crucial en la interacción diaria con pacientes y profesionales.

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